De muñecos hinchables a palitos de helado. Cualquiera diría que estamos en una serie de abogados, abogados criminalistas, criminales y abogados criminales, ¿verdad? Better Call Saul da el antepenúltimo paso de su segunda temporada en Fifi, un capítulo en el que volvemos a bajar revoluciones en la constitución de Saul Goodman para centrarnos en la aventura profesional de Jimmy y Kim. Una sigue empeñada en circular por el camino marcado y el otro ya lo ha perdido completamente de vista, lo que nos aboca, intuyo, a un final de temporada explosivo entre ambos. ¿Comentamos?
- Episodio 2×08: Fifi
- Fecha de emisión: 4 de abril
El análisis más general de Fifi se puede construir en base a dos comentarios que ya hemos hecho a lo largo de la temporada: 1) Better Call Saul está siendo en esta segunda temporada como ver dos series distintas, una protagonizada por Mike (y el entorno Breakingbadiano) y otra protagonizada por Jimmy, Chuck y Kim (y su entorno de abogados); 2) sea una u otra serie, ver Better Call Saul es una experiencia absolutamente maravillosa incluso más allá de lo que suceda en la historia, que tiene días buenos y días no tan buenos, y escenas como el plano-secuencia que abre el capítulo así lo justifican.
Un plano-secuencia que dura cuatro minutos y en el que atravesamos con toda la calma del mundo la frontera que separa Estados Unidos de México a bordo de un camión de helados… y de algo más. No hace falta que nadie nos lo diga porque hemos visto el futuro: ese camión transporta droga, luego descubriremos que para el clan Salamanca. Pero ese plano cuenta muchas más cosas. Para empezar, sabe a autohomenaje de Better Call Saul a Breaking Bad, quién sabe si porque el capítulo 2×08 de la serie madre se titula Better Call Saul y marca el comienzo de todo esto. Tampoco me parece casualidad que la secuencia sea tan larga y que suceda a un ritmo latino, ya que ni Breaking Bad, a pesar de la escalada de acción en la que se metió Walter White, ni por supuesto Better Call Saul, tienen ninguna prisa a la hora de explicarnos toda la historia. Y debe ser así.
Por último, me chivan que la escena con la que arranca Fifi se inspira en la que abre la película Touch of Evil (1958) de Orson Welles, uno de los últimos largometrajes que representan al cine negro de los años 40 y 50 de Hollywood. Sed de mal, como se tradujo la película en España, también cruzaba la frontera entre México y Estados Unidos aunque no a bordo de un camión, sino a pie junto a Charlton Heston y Janet Leigh. Sin drogas, pero con una bomba en un coche. Por cierto, también una película de cine (en blanco y) negro cierra el capítulo. Vuelven a chivarme que se trata de His Girl Friday (1940), una comedia protagonizada por Cary Grant en la que interpreta a un hombre llamado Walter que, al menos en la escena que ve Mike en televisión, discute acaloradamente con su mujer. Casualidad, claro.
Al empleado de parking que menos trabaja del sector le ha tocado esta semana la parte más residual del capítulo. Si Better Call Saul es una bicefalia, Mike suele perder todas las batallas por el protagonismo. Y aunque estamos completamente de acuerdo con esta situación, en especial cuando Mike sólo hace rondas de vigilancia, no puedo dejar de pensar que su historia se encamina hacia un lugar mucho más deslumbrante que el de Jimmy y Kim. Aunque olamos el divorcio entre ambos abogados, un asunto que parece va a centrar la recta final de esta segunda temporada, el hecho de que Mike esté preparando el asalto a la fortaleza de Héctor Salamanca, y la posibilidad de que sea el culpable de ésto, es lo suficientemente potente como para darle más cancha.
Por cierto, la investigación de Mike parece que ha llegado a su fin y es hora de pasar a la acción. La manguera llena de clavos no será un aspersor, como cree la pobre Kaylee, sino para detener a la fuerza un coche… o un camión de helados. ¡A por ellos, Mike!
El foco principal de Fifi recae sobre Jimmy y Kim y, en especial, sobre su forma de entender la profesión. Acertó Kim al desligar su apellido del de Jimmy, como ha quedado claro en la primera “acción” de su nuevo despacho: las negociaciones para captar a Mesa Verde. Kim convence al cliente a partir de su pasión y su energía, siguiendo el camino marcado. Todo limpio. Todo correcto. La sonrisa que se dibuja en su rostro ante Jimmy es la vitamina que provoca la acción traidora de éste contra HHM, cuando el asunto ya se ha convertido en una guerra entre hermanos. El éxito de Kim equivale de alguna manera al éxito de Jimmy. Y Chuck no está dispuesto a consentirlo, aunque para ello tenga que poner en riesgo su salud.
Jimmy pisotea cualquier atisbo de ética que le quedara cuando modifica los documentos de Mesa Verde que maneja su hermano, consumando una venganza que Kim no le ha pedido. Todo muy sucio. Todo muy irregular. Jimmy sigue su propio camino, que está en las Antípodas del de Kim. Lo hace porque quiere hundir a Chuck, porque quiere volver a ver la sonrisa de su chica (“I love seeing you like this”) y porque para él el fin siempre justifica los medios. Ese pequeño cambio en documentos importantes se entenderá como un gran error en las gestiones de HHM, lo que motivará seguramente que Mesa Verde vuelva a por Kim. Antes o después, sin embargo, Kim descubrirá el juego de manos de Jimmy como Jesse acabó descubriendo lo de Walt con Jane. Y se desatará la tormenta.
Evidentemente, dejar morir a la novia de tu “amigo” no se puede comparar con hacer unos trapicheos para conseguir unos clientes. Esa diferencia en la trascendencia de unas y otras acciones es lo que aleja a Breaking Bad de Better Call Saul, al menos cuando Jimmy está en pantalla, y es lo que podría haber desencantado a los que esperaban de esta precuela una réplica de la serie madre. Sí, me han contado que hay gente que no acaba de convencerse con Better Call Saul…
La modificación de esos textos coloca a Jimmy cada vez más cerca de Saul o, como mínimo, cada vez más alejado del Jimmy que empezaba carrera en Davis & Main. A Saul nunca lo vimos arremangándose para hacer algo similar, pero es probable que ya hubiera saltado a otro nivel de “criminalidad” y eso se lo dejara a su secretaria. En cualquier caso, Fifi nos aproxima un poquito más a Saul Goodman, que ya no está tan agazapado dentro de Jimmy. Ahora que es un abogado libre, la escalada hacia el hombre que conoceremos en Breaking Bad será más rápida e igual de imparable. Mención especial a su teatrillo en el aeródromo con ese veterano de la Segunda Guerra Mundial, Fudge (traducido: falsear, amañar), en el imprescindible toque de humor del capítulo semanal. Hilarante. Todo. La silla de ruedas, el oxígeno, la pose enfrente de Fifi (el avión), el súper profesional travelling de cámara y la foto final. Magia.
Uno de los temas que podría explotar en estos últimos compases de la temporada, y esto es una predicción, es la deteriorada salud de Chuck. Aparentemente, su “ataque” en Fifi respondía a la sobreexposición a luces y móviles, pero a mí me da la sensación de que esconde algo más. Su discusión con Jimmy, la frase en la que asegura que cuidaría de él a pesar de sus diferencias, la traición posterior con los papeles de Mesa Verde… algo me huele mal. Creo todo eso podría ser el aperitivo de una tragedia. ¿Cómo lo veis?
Better Call Saul se asoma al final de su segunda temporada con Jimmy y Kim iniciando una aventura profesional juntos, aunque corriendo en direcciones opuestas, y con Mike a punto de meterse en un barro que huele a Breaking Bad que alimenta. Dos capítulos.