Mike Ehrmantraut devuelve el testigo a Jimmy McGill en Bingo, que deja atrás los callejones oscuros de Philadelphia para asentarse de nuevo en la soleada Albuquerque. Después de Five-O, un episodio que bien podría haber formado parte de la trama de Breaking Bad, Better Call Saul recupera su esencia (más comedia, menos balas, el mismo drama) y nos brinda la que es seguramente la hora de televisión más redonda de su corta vida. Bingo ejemplifica a la perfección qué es esta serie: la historia de un abogado que intenta hacer el bien, aunque todos sabemos que acabará fallando. Y es que el mundo se lo está poniendo realmente difícil a Jimmy…
- Episodio 1×07: Bingo
- Fecha de emisión: 16 de marzo
Aparcadas las visitas al pasado y al futuro, Bingo arranca con uno de esos planos que tanto nos gustan y que fueron marca de la casa de Breaking Bad: Jimmy y Mike sentados en el juzgado bajo un tablón de criminales. No hay nada casual en ese plano ni en el que se produce poco después, cuando el policía joven (y limpio) de Philadelphia se marcha de la escena y deja que su veterano compañero (y corrupto) se siente en el banquillo al lado de Mike. La cámara no se preocupa demasiado de los policías, pero tiene perfectamente encuadrados a los ladrones, asesinos y maltratadores que resposan sobre sus cabezas. Hasta que Mike se queda solo con ellos. Es uno más. Mike explicó sus motivos para matar la semana pasada y, los compartamos más o menos, nadie le va a quitar ya el cartel de criminal.
Con esa escena se cierra el ‘momento Mike’ de la temporada, que ha durado episodio y medio, y la cámara vuelve a apuntar directamente a Jimmy McGill, que sigue con su particular lucha interior por alejarse de lo que es Mike y de lo que será Saul Goodman. A día de hoy, el abogado mantiene unos conflictos morales que raramente afectaron a Walter White, que engordó su ego tras el cartel de “trabajar por la familia”. Jimmy quiere hacer las cosas bien principalmente por su hermano, pero también para alejarse de la peor versión de sí mismo, esa que necesitó de los recursos de Chuck para no caer en desgracia.
Bingo aleja de forma magistral a Jimmy de Saul durante 45 minutos, para acabar acercándolo en una última escena cargada de sentimientos encontrados. Pero empecemos por el principio. Los Kettlemans regresan a la acción con la voluntad pétrea de seguir viviendo en su mundo de nubes de algodón y unicornios que saltan sobre arco iris. Repiten como un mantra que son inocentes y no están dispuestos a asumir otra cosa que no sea seguir en ese mundo de azúcar, por mucho que Kim, la otra gran figura de este episodio, haya conseguido un acuerdo en el que el señor Kettleman sólo tiene que devolver el dinero y cumplir año y medio en prisión. El discurso del matrimonio ante Kim es entre muy cómico y muy cínico, absolutamente desconcertante, hasta el punto que uno se plantea si la señora Kettleman ha perdido la razón o sólo está convenciéndose de que una mentira mil veces repetida puede convertirse en verdad. Más chocante es aún cuando ambos van con la misma cantinela a Jimmy, que fue el que descubrió el pastel y que también está metido en el ajo.
Uno de los mensajes que transmite Better Call Saul con más acierto es que hacer el bien no siempre tiene recompensa. De hecho, cuanto más se acerca Jimmy al camino correcto, más se aleja de la felicidad. Es muy romántica la postura de Chuck, la de usar la profesión en favor de la sociedad, pero la realidad no suele ser tan benévola. En Bingo, Jimmy ha devuelto a los Kettlemans a HHM para que la carrera de Kim no se fuera al garete poco antes de poner en una bolsa llena de billetes todos sus sueños personales y profesionales. “What are you doing?” le pregunta Mike. Y Jimmy, mientras Saul Goodman se lleva las manos a la cabeza, le responde: “The right thing”. O sea, hago lo que toca. Lo que toca si quiero hacer las cosas bien, se entiende. Muy distinto a hacer lo que uno quiere o lo que uno desea. A ese estado todavía no hemos llegado y, sinceramente, con el paso de los capítulos me pregunto qué narices le pasará a Jimmy para que se baje de este barco y se suba al de Saul Goodman.
La relación que existe entre Jimmy y Kim, aunque se desarrolla casi siempre en el ámbito profesional, tiene mucho más peso si la analizamos desde la vertiente personal. Algo hubo entre ellos, y fuera lo que fuera sigue llamando a la puerta del corazón de Jimmy. Por eso, cuando el abogado le enseña su nuevo despacho, vacío de muebles pero cargado de ilusiones, está pensando en clavarle una puñalada a HHM robándole a Kim, pero sobre todo se está viendo a su lado en el día a día, con lo que eso podría suponer en la relación personal. Así se entiende su reacción final, cuando vemos a un Jimmy absolutamente desconsolado y hundido. Ha devuelto el dinero, le ha salvado el culo a Kim e incluso ha picado a su hermano para que vuelva a trabajar. Ha hecho todo lo que Chuck querría que hiciera y todo lo que no habría hecho nunca Slippin Jimmy. Y al acabar el día, no tiene despacho, no tiene a Kim y no tiene un puñetero duro. Esa escena final es casi tan dura como ver a Mike diciendo aquello de “I broke my boy!” Saul Goodman ya está un poco más cerca.
Como dijimos la semana pasada, Five-O era tan buen episodio por lo que sucedía en él como por lo que prometía, que es la unión “profesional” entre Jimmy y Mike. Por ahora, el ex policía sólo le ha devuelto el favor a Jimmy, pero creo que uno ha valorado el excelente trabajo del otro y éste se ha sentido útil por primera vez en unos cuantos meses. Por cierto, las grandes series se diferencian de las buenas series por detalles como la forma que tienen de narrar el paso del tiempo: Mike comiendo manzanas es una forma genial de hacerlo. Su asalto a la mansión de los Kettleman nos ha transportado a Breaking Bad, sólo que cuando llegue el momento no llevará una luz azul, sino una pistola con silenciador. Muy a favor del dúo Mike-Jimmy.
También Chuck ha tenido su pequeña cuota de protagonismo, aunque lo bueno en esta historia también está por llegar. Jimmy ha plantado una semilla dejando una serie de documentos en casa de su hermano, que no ha podido resistir la tentación de echarle un vistazo. Junto a sus dos minutos en el exterior son la prueba de que tal vez haya esperanza para él… o incluso para ver a la pareja de hermanos en acción. HHM perdería la M, que se uniría a otra para formar una dura competencia: HH vs MM. ¿Por qué no?
La llamada con la que se cierra Bingo es un mensaje a navegantes: Jimmy sigue luchando. Eso sí, puede que la transformación de Jimmy en Saul vaya a ser más triste de lo que esperábamos…
Law offices of James M. McGill. How may I direct your call?