Esto era. Justo esto. Es lo que le pedíamos a Better Call Saul desde el tercer episodio, más o menos: descargar los hombros de Jimmy McGill y repartir la responsabilidad, en especial si ésta recae sobre Mike Ehrmantraut. Jonathan Banks se luce en un episodio oscuro, el más parecido a Breaking Bad de todos los que ha emitido hasta ahora su spin off. Un episodio espectacular por lo que se cuenta en él y por lo que construye para el futuro, que no es ni más ni menos que la unión entre Jimmy y Mike. Muy grande Five-O.
- Episodio 1×06: Five-O
- Fecha de emisión: 9 de marzo
[NO LEAS ESTO SI NO HAS VISTO BREAKING BAD]
Five-O es el primer episodio de Better Call Saul en el que considero que es imprescindible haber visto Breaking Bad para disfrutarlo al completo. Mike era uno de los personajes más carismáticos de la serie de Walter White por ese halo de misterio que le rodeaba, por su eficiencia en el trabajo y porque era de los pocos que le plantaba cara al propio Walt. A pesar de estar metido hasta el cuello en el juego criminal, Mike tenía una serie de principios inquebrantables, como la fidelidad a sus hombres.
Jonathan Banks ayudó a darle profundidad al personaje con sus numerosos silencios y sus miradas retadoras, pero también con esa sensación de amargura interior que arrastraba en todo momento, a excepción de cuando estaba con Kaylee. Mike cayó fenomenal entre la audiencia de Breaking Bad y su último capítulo será recordado siempre por la sensación de paz que dejó tras de sí y por motivar cierta (o mucha) repulsa hacia Walt, que se saltó todos sus principios (los pocos que le quedaban) para seguir alimentando su ego. Aquel día, a todos nos pesó no haber conocido mejor a Mike, una oportunidad que nos ha brindado Better Call Saul y que seguirá haciendo porque este spin off centrado en la transformación de Jimmy en Saul, también es el de la conversión del Mike atormentado y perdido de Five-O en el Mike infalible que trabaja para el mayor capo de la droga de Albuquerque.
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Hay ciertos paralelismos entre Jimmy y Mike, aunque sean personajes completamente distintos. Los dos son la oveja negra de su familia y los dos llegaron a Albuquerque rebotados de sus anteriores vidas en busca de sí mismos. La gran diferencia en este aspecto es que Slippin Jimmy era un timador de tres al cuarto que decidió aprovechar sus habilidades en la materia para labrarse una carrera como “abogado digno”, y Mike era un policía corrupto que manchó el honor de su hijo antes de condenarlo a muerte y de tomarse la justicia por su cuenta asesinando a dos compañeros con placa y pistola. No, no es lo mismo. La carga que soportan uno y otro es el Everest al lado de Montserrat.
Esa enorme diferencia define la atmósfera del capítulo: oscuro, turbio, desolado. No hay espacio para la comedia, salvo cuando entra en escena el propio Jimmy para poner en práctica el teatrillo del café. Son los únicos momentos de luz del episodio. Better Call Saul falla por primera vez a la hora de mantener el equilibrio entre drama y comedia (85% / 15% dijo Peter Gould) y nos obliga a sacar el pañuelo para llorar al lado de Mike. En especial, cuando nos toca recoger su alma hecha añicos tras confesar la pena y el sentimiento de culpabilidad que arrastra por su horrible consejo, hacia el final del episodio.
I made him lesser. I made him like me. And the bastards killed him anyway
Mike no sufre por haber aplicado su propia justicia, ojo por ojo, sino porque arrastró a su hijo al barro cuando era el único limpio en una comisaría corrupta. Mike falló a Matt, que posiblemente murió con la decepción de saber que su padre y su espejo era escoria. Y eso no lo supera Mike ni, como decía, aplicando su propia ley. “You know what happened…” le dice a su nuera, que ansía conocer la verdad. “The question is: can you live with it?” ¿Podrá vivir con ello? Él no pudo. Conoció la verdad y tomó medidas (completas). Cosas de la vida, ese pulso firme que muestra el ex policía de Philadelphia para acabar con los asesinos de su hijo será esencial para conseguir posteriormente un trabajo al lado de Gus Fring. Como Jimmy, Mike aprovechará lo que mejor sabe hacer para reconstruir su vida en Albuquerque, aunque ahora esté demasiado herido para pensar en otra cosa que no sea todo aquello.
Puro oportunismo, en la pre review destaqué al director de Five-O, Adam Bernstein, como una de las figuras importantes de Breaking Bad y ha dado la casualidad que este 1×06 podría haber sido perfectamente una extensión de Half Measures, que es aquel capítulo en el que Mike invita a Walt a no dejar las cosas a medias, sobre todo si hablamos de enemigos. Aplauso, pues, para el director, cuya mano se nota especialmente en dos escenas: la del café, sencilla pero bien definida; y la del final, con ese plano lejanísimo de Mike y su nuera en el sofá, solos ante la necesidad de vivir con la verdad a cuestas. Se entiende mejor ahora que Mike tenga esa devoción por su nieta, la última conexión que le queda con su hijo, el último favor que le puede hacer. Y se entiende también el cariño que muestra hacia Jesse, al que intenta apartar del peligroso entorno en el que se maneja porque, quizás, ve en él a alguien similar a Matt. Así que los triunfos de Jesse, esté donde esté, se pueden apuntar también en el currículum de Mike. Dicho esto, ¿por qué la niña es casi tan mayor como cuando salía en Breaking Bad? El responsable de casting va a tener que asumir responsabilidades muy pronto…
Five-O es un capítulo sencillo, que cuenta un periodo muy concreto de la vida de Mike, pero que trasciende por sus conexiones con Breaking Bad y por abrir un sendero alternativo al camino principal: Better Call Saul puede ponerse puramente dramática y ofrecernos una hora de televisión estremecedora. De hecho, teniendo a un talento como Jonathan Banks, era cuestión de tiempo que cayera una joya como ésta. Por cierto, apunten desde ya el nombre de Banks entre los candidatos al Emmy 2015 a mejor actor de reparto. El veterano actor estuvo entre los nominados en la edición de 2013, aunque finalmente hincó la rodilla ante Bobby Cannavale (Boardwalk Empire).
Decía que este 1×06 es tan interesante por lo que pasa en él como por lo que construye, que es la dinámica entre Mike y Saul como compañeros de faenas. El empleado del parking recurre a Jimmy para librarse de los policías de Philadelphia que lo investigan, aunque Mike no lo necesita como abogado, sino como alguien capaz de ayudarlo a timar a la policía. Es la segunda vez, la primera fue la señora Kettleman, que ven a Jimmy como un fantástico representante de criminales. Ahora lo ha visto Mike, cuyo poder para ver a través a las personas es fantástico: supo que Walt era un peligro, descubrió el enorme corazón de Jesse y caló a los asesinos de su hijo. Mike sabe que dentro de Jimmy está Saul incluso mejor que el propio Jimmy, que todavía se niega a aceptar el camino del crimen. La sombra de su hermano es muy alargada y, por ahora, se siente con fuerzas para saltar las piedras que se va encontrando.
En cualquier caso, se establece ahí una química entre ellos que pronto debería desembocar en una relación profesional. Y aunque aún no sepamos qué aventura los volverá a unir, sí tenemos ya las bases para entender por qué se produce ese matrimonio.
Cierro, ¿soy el único que cree que el veterinario que visita Mike y que le ofrece “trabajo” le abrirá las puertas del mundo en el que se movía en Breaking Bad? Otra: ¿son los trajes de Jimmy cada vez más cantones? Una más: ¿cuánto tardaremos en pedir unas alitas en un Pollos Hermanos? Y la última: ¿es Five-O una de las mejores horas de televisión de lo que llevamos de 2015?